Entrevista a Carlos Taibo

Carlos Taibo, a quien conocemos por sus trabajos sobre política internacional o decrecimiento, acaba de publicar, en negra ediciones, una obra titulada El lector desmemoriado. El volumen acoge un centenar de textos que se interesan por libros precisos, pero que lo hacen también por el libro en general.

¿Cuál es el origen de este trabajo?

Nace ante todo de una circunstancia personal. En la última década me he sentido a menudo incómodo, y tal vez hastiado, con la redacción de obras que tienen que ver con mi trabajo académico o con mi condición militante. Y he buscado otras formas de expresión y otros intereses. En ese sentido, bien puedo confesar que en mi vida han desempeñado papeles decisivos las lenguas, por un lado, y los libros, por el otro. En este trabajo doy rienda suelta a mi relación con los segundos, y lo hago al amparo de textos en los que, creo, me retrato de manera más fidedigna que cuando escribo sobre Rusia o sobre decrecimiento.

¿Es cierto que en el origen de estos textos había, o hubo, una novela?

Es cierto, sí, en el buen entendido de que se trató de un proyecto efímero que pronto deseché. A título provisional, y remedando lo que Fernando Pessoa dijo de los viajes, creo que no tengo una visión suficientemente panorámica para la novela. Lo mejor para todos es que me haya alejado de ella. Quién sabe si para siempre.

No ignoro tus reticencias al respecto, pero, ¿puede considerarse que esta obra es el producto de las posibilidades que ofrecen las redes sociales?

Aunque la pregunta esté justificada, no acabo de ver esa relación. Es cierto que estos textos, o la mayoría de ellos, los coloqué en Facebook y en Twitter. Pero debo subrayar que si opté por esos dos canales de expresión fue, literalmente, porque no tenía otros. Hace muchos años que dejé de escribir en periódicos y, por lo que veo, las publicaciones digitales al uso no tienen mayor interés por lo que hago. Esas dos redes sociales me obligaron, eso sí, a asumir cierta disciplina en términos de escritura y difusión de originales.

La acogida de los textos fue, sin embargo, cualquier cosa menos calurosa. Acaso no podía ser de otra manera: tanto en Facebook como en Twitter sobran los mensajes que tienen más de cuatro líneas. Estoy seguro, en fin, de que la mayoría de los me gusta que recibí lo fueron antes por conmiseración que por otra cosa.

¿Qué es lo que va a encontrar el lector en las páginas de tu libro?

Va a encontrar trabajos de cariz muy distinto, entre los que se cuentan consideraciones generales sobre el libro y su mundo, junto con comentarios relativos a obras precisas. Si unas veces, muchas, los textos tienen un cariz humorístico, en otras se trata de observaciones más serias y, acaso, profundas. Creo que el tono general, aun así, es suelto, poco pretencioso y, ojalá, simpático. No he escapado, de cualquier modo, al sano propósito de sugerirle al lector que eche una ojeada a un puñado de libros que a mí me fascinaron.

En esos textos están presentes también, por lo que se ve, tus fantasmas personales.

No podía ser de otra manera. Ahí están Fernando Pessoa y Walter Benjamin, Simone Weil y José Luis Sampedro, Franz Kafka y Jules Verne. Pero están, también, Galicia, Portugal y Rusia. En uno de esos textos me refiero de manera expresa a cuatro ciudades que, en momentos distintos, han marcado mi vida: Oporto, Lisboa, San Petersburgo y Moscú. Anda que no arrastran fantasmas esas cuatro ciudades.

¿Puedes explicar qué invoca el adjetivo desmemoriado que se incorpora al título del libro?

Lo hago con gusto. Soy un lector compulsivo y al mismo tiempo un lector poco atento y con una memoria frágil. Alguien se preguntará, legítimamente, si estos dos últimos rasgos enaltecen mi condición. Obviamente no lo hacen, pero creo que de manera sibilina le confieren encanto a estos textos. No he hecho ningún esfuerzo, o en su caso ha sido menor, para cotejar si el recuerdo que ha quedado en mi cabeza de un libro que leí tres o cuatro décadas atrás se ajusta o no a lo que ese libro era o aportaba. E intuyo que esa circunstancia bien puede dar pie a errores o equívocos que constituyan, por qué no, el mayor encanto, tal vez el único, de estos textos. Así los hechos, no tengo ningún problema en presumir de desmemoria.

Has dicho al principio que en tu vida los libros han desempeñado un papel decisivo. ¿Es El lector desmemoriado un homenaje al libro y a su mundo?

Es un modestísimo homenaje, sí, al libro, un objeto maravilloso que tengo por seguro ni va a desaparecer ni va a recular. Ni siquiera en el horizonte de un colapso general que anuncia, tal y como yo lo veo, un renacimiento de objetos y tecnologías que hemos enterrado demasiado pronto. Me alegra, por lo demás, que esta obra vea la luz en una nueva editorial que tiene un perfil casi artesanal. Una editorial a la que le gustan los libros por el contenido, pero también por el continente. Retroceder de vez en cuando al siglo XIX no es mala cosa.   

2 comentarios sobre “Entrevista a Carlos Taibo”

  1. Tuve el placer de estrechar su mano, brindar mis oidos y abrir la mente en su visita a Buenos Aires, en 2019.
    Espero en 2021 poder pasar por allá y adquirir estas desmemorias.
    Un abrazo a les integrantes de Negra ediciones y al maestro Taibo!

    1. Hola Mario, qué alegría leerte 🙂
      Desde Negra ediciones agradecemos tu comentario y trasladamos tus palabras a Carlos Taibo.
      ¡Te esperamos en 2021!

Comentarios cerrados.